En esta sección iremos presentando diversos testimonios sobre el Padre Faustino. Testimonios de personas que lo conocieron, que recibieron clases de él, que se beneficiaron de sus investigaciones científicas o que se acercaron a su faceta como sacerdote.
Es interesante descubrir cómo lo percibían ya entonces estas personas. ¿Te apetece conocerlo? Pues... ¡sigue leyendo!
HABLA UN ALUMNO DEL PADRE FAUSTINO
Fui alumno suyo en el colegio de los Escolapios. En mi casa siempre hemos considerado al P. Faustino un sabio y un santo…. El P. Faustino fue profesor mío de Física y Química. El concepto que nos merecía a todos los alumnos, y a mí en particular, era el de ser un excelente educador; muy competente, aunque demasiado benévolo, nunca decía una palabra malsonante ni nos castigaba, como era usual. Todos lo considerábamos como un sabio, pero al mismo tiempo sencillo e ingenuo por las cosas que nos contaba en la iglesia, que revelaban mucha ingenuidad….
En la clase se dedicaba a la explicación de su asignatura y si, cuando acababa la clase, veía que le sobraban unos minutos, nos contaba ejemplitos piadosos para llenar el tiempo. Estaba siempre muy ocupado y las visitas que hacía a casa eran breves y nunca se consiguió que tomara una copita o un dulce.
«Un sabio y un santo»
HABLA UN RELIGIOSO ESCOLAPIO
Como hijo de San José de Calasanz, hijo que copia con fidelidad las virtudes de su padre, nuestro Padre Faustino no podía contentarse con derramar a torrentes el espíritu de la inteligencia de los que le rodean, era preciso embriagar los corazones en el espíritu de la piedad.
Cuantos tuvimos la dicha de estar a su lado algún tiempo, cuántas cosas pudimos admirar de él; el dominio soberano que tenía de sí mismo; su humildad sin límites; su caridad inagotable; sus palabras sustanciosas siempre llenas de unción; su afabilidad; aquel desvivirse por servir y agradar a todos; su bondad en fin, que se reflejaba en todas sus acciones, y resplandecía en su rostro venerable.
La tribulación purificó su alma y fue causa de que arraigaran en su corazón las grandes virtudes entre las que sobresale la humildad.
«Humildad, caridad, afabilidad, bondad... Entre todas, sobresale la humildad»
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