martes, 25 de abril de 2017

¿Qué es un «milagro» para la Iglesia?

Entre otras cosas, antes de proceder a la canonización del Beato Faustino, la Iglesia tuvo que asegurarse de que, por intercesión de nuestro fundador, se produjo un «milagro».
Esto lo sabemos, pero ¿a qué llamamos «milagro»? ¿Cuál fue el milagro realizado por el Padre Faustino? En esta y en próximas entradas te lo iremos explicando...

EL «MILAGRO» EN LA VIDA DE LA IGLESIA

El significado más común de la palabra «milagro» es el de «una manifestación extraordinaria de Dios, mediante un hecho sensible que ningún agente creado puede producir». Es un hecho sobrenatural en el cual se manifiesta el amor de Dios hacia el ser humano. A través del milagro, Dios concede a los hombres un signo de su presencia en el mundo, de su palabra de salvación.

LOS MILAGROS EN LAS CAUSAS DE CANONIZACIÓN

Existen infinidad de formas en que Dios ayuda al hombre. La curación ha sido la más investigada por el Vaticano. En palabras de Juan Pablo II, las curaciones, verificadas y reconocidas por las autoridades eclesiásticas (en materia de fe y doctrina) y por las autoridades médicas (en materia científica), «son como un sello divino que confirma la santidad de un siervo de Dios cuya intercesión ha sido invocada, una señal de Dios que inspira y legitima el culto rendido (al candidato) y da certeza a las enseñanzas que la vida, el testimonio y las acciones (del candidato) encarnan»
En el proceso de reconocimiento de un milagro, dos médicos peritos, designados por la Congregación para las Causas de los Santos, examinan las condiciones del caso y si merece un estudio detallado. Su parecer es discutido por la Consulta médica de la Congregación para las Causas de los Santos (cinco médicos peritos) encargada del examen científico del presunto milagro. El juicio de estos «es de carácter estrictamente científico». Los médicos deciden si una curación es científicamente inexplicable o no. Ellos no pueden decidir si se trata de un milagro. Ese juicio queda reservado a los asesores teológicos. 

LA APROBACIÓN EN EL CAMPO TEOLÓGICO

El hecho, considerado como extraordinario, presentado por la Consulta médica es discutido por el Congreso de Teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos. Ocho teólogos estudian el nexo entre el hecho señalado por la Consulta médica y la intercesión atribuida al Siervo de Dios. Los teólogos, a partir de las conclusiones de la Consulta médica, identifican el nexo de causalidad entre las oraciones al siervo de Dios o al Beato y la curación inexplicable, y expresan el dictamen de que el hecho prodigioso es un verdadero milagro. 
Todos los antecedentes y los juicios de la Consulta Médica y del Congreso de Teólogos son estudiados y comunicados por un Cardenal «Ponente» a los demás integrantes de la Congregación. Luego, en sesión solemne de los cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos se da el veredicto final sobre el «milagro». Si este es positivo, el Prefecto de la Congregación ordena la elaboración del Decreto correspondiente para ser sometido a la aprobación del Santo Padre. 

A MODO DE CONCLUSIÓN

En más de una ocasión, todos hemos experimentado la gracia que de alguna forma (no milagrosa en el sentido estricto del término) ha logrado conmover nuestros cimientos, darnos el apoyo que necesitábamos o ayudarnos a salir adelante, como un regalo gratuito que Dios ha querido darnos. Para creer en milagros, pues, simplemente hay que ser capaces de aceptar regalos especiales, libremente dados y jamás merecidos. Tampoco debe resultarnos difícil suponer que tales regalos los hemos recibido porque alguien (familiares, amigos, conocidos o incluso desconocidos) han rezado a Dios por nosotros. La comunión de los santos supone que en Dios estamos todos vinculados unos a otros, que damos y recibimos inesperados e inmerecidos actos de gracia.


THE MIRACLE IN THE LIFE OF THE CHURCH

The most common significance or meaning of the word «miracle» is that of «an extraordinary manifestation of God, through a sensitive fact that no created agent can produce». 
It is a supernatural fact in which is manifested the love of God for the human being. Through the miracle God grants men a sign of his presence in the world, of his word of salvation. 

THE MIRACLES IN THE CAUSES OF CANONIZATION

An infinite number of ways or forms exist in which God helps man. Healing or cures are the cases most investigated or examined and studied by the Vatican. 
In the words of John Paul II, the cures which have taken place and have been recognized by the ecclesiastical authorities (in matters of Faith and Doctrine) and by medical authorities (in scientific matters), «are like a divine seal that confirms the sanctity of a Servant of God whose intercession has been invoked, a sign of God who inspires and legitimizes the cult rendered (to the candidate) and gives certainty to the teachings that the life, the witness and the actions (of the candidate) embody». 
In the process of the recognition of a miracle, two expert doctors, assigned by the Congregation for the Causes of the Saints, examine the conditions of the case and decide if it deserves a detailed study. Their opinion is discussed by the medical Consultation of the Congregation for the Causes of the Saints (five expert doctors) who are charged with the scientific examination of the supposed miracle. Their judgement «is strictly of a scientific character». 
The doctors decide if a cure is scientifically explainable or not; they cannot decide if it is a question of a miracle; that judgement is reserved to the theological consultants. 

THE APROBATION IN THE THEOLOGICAL FIELD

The fact considered as extraordinary, presented by the Medical Consultation is discussed by the Congress of Theologians of the Congregation for the Causes of the Saints. Eight theologians study the link or connection between the fact pointed out by the Medical Consultation and the intercession attributed to the Servant of God. 
Beginning with the conclusions of the Medical Consultation, the theologians identify the link or connection of causality between the prayers to the Servant of God or to the Blessed and the unexplainable cure, and express their opinion that the prodigious fact is a true miracle. 
All the previous history and the judgement of the Medical Consultation and of the Congress of Theologians are studied and communicated by a Cardinal “Ponente” –Speaker or Reporter – to the other members of the Congregation. 
Then, in a Solemn Session of the Cardinals and Bishops of the Congregation for the Causes of the Saints the final verdict is given on the “miracle”. If this is positive the Prefect of the Congregation orders the preparation of the corresponding Decree to be submitted to the approbation of the Holy Father. 

AS A CONCLUSION

On more than one occasion, we all have experienced the grace which in some form (not miraculous in the strict sense of the word) has succeeded in moving our foundation, giving us the support that we needed, or helping us to go ahead, like a gratuitous gift that God wanted to give us. To believe in miracles, then, simply one has to be capable to accept special gifts, freely given and never merited. 
Neither should it be difficult to suppose that we have received such gifts because someone – relatives, friends, people we know or even someone unknown have prayed to God for us. 
The Communion of Saints presupposes that in God we are all linked with one another, that we give and receive unexpected and unmerited acts of grace.


LE MIRACLE DANS LA VIE DE L'ÉGLISE

Le sens le plus commun du mot «miracle» est celui de «manifestation extraordinaire de Dieu par une œuvre sensible que nul agent créé ne peut produire». 
C’est un fait surnaturel par lequel se manifeste l’amour de Dieu pour l’être humain. Par ce miracle, Dieu accorde aux hommes un signe de sa présence dans le monde, de sa parole de salut. 

LES MIRACLES DANS LES CAUSES DE CANONISATION

Dieu aide l’homme sous une infinité de formes, et la guérison est celle qui a été le plus étudiée par le Vatican. 
Selon les mots de Jean-Paul II, les guérisons, vérifiées et reconnues par les autorités ecclésiastiques (en matière de foi et de doctrine) et par les autorités médicales (en matière scientifique) «sont comme un sceau divin qui confirme la sainteté d’un serviteur de Dieu dont l’intercession a été invoquée, un signe de Dieu qui suscite et légitime le culte qu’on lui rend (au candidat) et donne une caution à l’enseignement que comporte sa vie, son témoignage et ses actions (du candidat)»
Durant la procédure de reconnaissance d’un miracle, deux médecins experts, désignés par la Congrégation pour les causes des saints, examinent la situation de l’affaire en question et décident si celle-ci mérite une étude détaillée. Leur avis est discuté par la Consultation médicale de la Congrégation pour les causes des saints (cinq médecins experts) chargée de l’examen scientifique du miracle présumé. Leur jugement «est strictement d’ordre scientifique». 
Les médecins décident si une guérison est scientifiquement inexplicable ou non; ils ne peuvent pas décider s’il s’agit d’un miracle, ce jugement étant réservé aux conseilleurs théologiques. 

L'APPROBATION DANS LE DOMAINE THÉOLOGIQUE

Le fait, jugé extraordinaire et présenté par la Consultation médicale, est débattu par le Congrès des théologiens de la Congrégation pour les causes des saints. Huit théologiens étudient le lien entre le fait signalé par la consultation médicale et l’intercession attribuée au serviteur de Dieu. 
En se basant sur les conclusions de la Consultation médicale, les théologiens identifient le lien de causalité entre les prières au serviteur de Dieu ou au bienheureux et la guérison inexplicable, et expriment leur opinion déclarant si ce fait prodigieux est ou n’est pas un véritable miracle. 
Tous les antécédents et les jugements de la Consultation médicale et du Congrès des théologiens sont étudiés et communiqués par un cardinal «rapporteur» aux autres membres de la Congrégation. 
Ensuite, dans une session solennelle réunissant les cardinaux et les évêques de la Congrégation pour les causes des saints, le verdict final sur le «miracle» est donné. S’il est positif, le Préfet de la Congrégation ordonne l’élaboration du décret correspondant pour qu’il soit soumis à l’approbation du Saint-Père. 

EN GUISE DE CONCLUSION

Nous avons tous connu d’une manière ou d’une autre et à plusieurs occasions la grâce (non miraculeuse au sens strict du terme) qui a réussi à ébranler nos fondations, à nous donner l’appui dont nous avions besoin, à nous aider à aller de l’avant, comme un don gratuit que Dieu a voulu nous donner. Pour croire dans les miracles, il faut simplement savoir accepter les dons particuliers, librement donnés et jamais mérités. 
Il ne sera pas difficile par ailleurs supposer que ces dons nous les avons reçus parce que quelqu’un – membres de la famille, amis, connus ou inconnus – a prié Dieu pour nous. 
La communion des saints suppose que, en Dieu, nous sommes tous liés les uns aux autres, que nous donnons et recevons des actes de grâce inattendus et immérités.


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